Blog de psicoterapia INTRAS

Blog 42. Acompañando los celos en la infancia

El nacimiento de un nuevo miembro en la familia es, sin duda, un momento cargado de emoción, ilusión y también de retos. Para los progenitores y figuras de cuidado, este acontecimiento suele vivirse como una expansión del amor y del proyecto familiar. Sin embargo, para los más pequeños que ya forman parte del núcleo familiar, la llegada de un hermano o hermana puede despertar sentimientos complejos, entre ellos, los celos. 

Los celos son una reacción emocional habitual y natural. No son señal de que algo vaya mal en la crianza, ni de que sean “malos” o “egoístas”. Más bien, son una forma de expresar inseguridad, miedo a perder el afecto exclusivo de sus figuras de referencia, y una manera de adaptarse a una nueva dinámica familiar que todavía no comprenden del todo. 

¿Por qué aparecen los celos? 

Desde una perspectiva psicológica, los celos surgen cuando una persona percibe que algo valioso para ella —como el amor, el tiempo o la atención de alguien significativo— está siendo amenazado o desplazado por otra. En el caso del nacimiento de un nuevo bebé, es frecuente que el hermano o hermana mayor experimente: 

  • Pérdida de exclusividad: si hasta ahora era la “única” o el “único” en recibir atención constante, es natural que sienta que ese lugar está siendo ocupado por otra persona. 
  • Cambios en la rutina: los horarios, hábitos, actividades compartidas y hasta la disponibilidad emocional de las figuras adultas se ven alterados con la llegada del bebé. 
  • Mayor exigencia de madurez: a menudo se espera que, de repente, sean “más mayores” o que “ayuden con el bebé”, lo cual puede generar frustración o confusión. 
  • Dificultad para expresar emociones complejas: los hermanitos o hermanitas aún están desarrollando su lenguaje emocional, por lo que pueden manifestar los celos a través de conductas regresivas (como volver a mojar la cama), rabietas o actitudes de rechazo hacia el bebé. 

Lo que los celos “dicen” y lo que necesitan 

Cuando hablamos de celos, es importante leer más allá de la conducta. En lugar de etiquetar a una criatura como “celosa”, podemos preguntarnos: ¿qué está necesitando en este momento? ¿Qué está tratando de comunicar con esta conducta? 

En muchos casos, lo que necesitan es seguridad emocional, saber que siguen siendo queridos/as, importantes y vistas. También necesitan espacios de expresión donde se les permita mostrar sus emociones sin ser juzgades, y rutinas que les ayuden a predecir y entender el nuevo contexto. 

Claves para acompañar los celos desde la psicoterapia y la crianza consciente 

Desde la psicoterapia infantil y los enfoques basados en el apego y el desarrollo emocional, se pueden ofrecer algunas orientaciones prácticas para quienes acompañan a la infancia: 

1. Validar sus emociones 

Frases como “entiendo que estés enfadade”, “es normal que te sientas triste o confundido/a” o “yo también tuve celos de peque” pueden ayudar a normalizar su experiencia y permitir que se exprese sin culpa. Validar no significa fomentar ni justificar conductas agresivas, pero sí crear un marco de comprensión que favorezca el desarrollo emocional. 

2. Evitar las comparaciones 

Frases como “mira qué bueno es el bebé, no llora nunca” o “tú a su edad ya hacías esto” pueden generar más inseguridad y competencia. Es preferible centrarse en lo que cada niño/a necesita y vive, sin establecer jerarquías afectivas. 

3. Fomentar momentos exclusivos 

A pesar del cansancio que puede implicar la crianza de un recién nacido, buscar espacios individuales con el o la mayor (aunque sean 10 minutos al día) puede ser clave. Un cuento antes de dormir, un paseo breve, cocinar juntos… Lo importante no es tanto la actividad como el mensaje: “sigo aquí para ti”. 

4. Incluir sin forzar 

Involucrar al o la mayor en los cuidados del bebé puede ser positivo si se hace de forma libre y lúdica. Darle pequeñas responsabilidades adaptadas a su edad, como alcanzar un pañal o cantarle al bebé, puede reforzar su autoestima. Pero si no quiere participar, también es importante respetarlo. 

5. Anticipar y narrar 

Usar cuentos, dibujos o juegos de rol antes del nacimiento puede ayudar a preparar emocionalmente a los hermanos/as. También es útil relatar lo que está ocurriendo (“el bebé llora porque tiene hambre, como tú cuando eras más peque”) para que puedan entender el comportamiento del recién nacido sin interpretarlo como una amenaza. 

A continuación, planteamos algunas recomendaciones de lectura tanto para adultos como para los más pequeños, que pueden ser de gran ayuda para entender y gestionar los celos ante la llegada de un nuevo miembro a la familia. Aquí compartimos algunas de las más destacadas: 

Celos infantiles: cómo prevenirlos y afrontarlos (Tania García) 

Una guía cercana y bien fundamentada, escrita por una educadora respetuosa y experta en acompañamiento emocional. Ofrece herramientas para comprender el mundo emocional de la infancia y abordar los celos desde el respeto y la empatía. 

El hermano o hermana mayor: cómo ayudarle a aceptar al recién nacido (Elisabeth Fodor) 

Esta obra ofrece una visión práctica sobre cómo preparar antes del nacimiento y cómo acompañarle emocionalmente después. Es una guía útil tanto para familias y profesionales de la educación. 

¡Que viene el hermanito! (Astrid Desbordes y Pauline Martin) 

Un álbum ilustrado ideal para leer con los más pequeños. Aborda con ternura y humor los cambios que supone la llegada de un nuevo miembro en la familia, permitiendo abrir conversaciones sobre emociones como la tristeza, los celos o la curiosidad. 

Las emociones de Nacho: Los celos (Liesbet Slegers) 

Especialmente diseñado para niñas y niños en edad preescolar, este cuento permite identificar emociones a través de ilustraciones sencillas y frases claras. Es una excelente herramienta para trabajar en casa o en sesiones de psicoterapia infantil. 

Cuando los celos persisten o se intensifican 

Aunque la mayoría de las veces los celos se manifiestan de forma pasajera y se resuelven con acompañamiento, en algunos casos pueden intensificarse o cronificarse, afectando el bienestar de los más pequeños y la dinámica familiar. Si se observan señales como: 

  • Rechazo constante y agresivo hacia el bebé 
  • Tristeza prolongada o aislamiento 
  • Conductas regresivas intensas que no remiten 
  • Dificultad para establecer vínculo con las figuras adultas 

Puede ser útil contar con el apoyo de una profesional de la psicología infantil. Un espacio terapéutico puede ayudar a identificar los miedos subyacentes, reforzar la autoestima y generar recursos emocionales para transitar esta etapa de forma más saludable. 

Más entradas como esta en nuestro blog.

Síguenos en Instagram para estar al día con la psicología.

¿Quieres comenzar el proceso de terapia?

¿Tienes alguna pregunta?

Contacta con nosotras a través de este formulario o llámanos.

No te preocupes si aún tienes dudas, trataremos de responderte lo antes posible para que tengas la seguridad de empezar en este proceso.

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.