Blog de psicoterapia INTRAS

BLOG 50: El arte como refugio y herramienta en salud mental 

A lo largo de la historia, el arte ha sido una de las formas más profundas de expresión humana. Ha servido como grito, como consuelo, como acto de resistencia y también como forma de autocomprensión. Para muchas personas que transitan procesos relacionados con su salud mental, el arte puede convertirse en un espacio seguro, en una herramienta de conexión, en un modo de contar lo que a veces las palabras no alcanzan a nombrar. 

Desde la psicoterapia, cada vez más enfoques reconocen el valor del arte como un recurso terapéutico y transformador. Este post no pretende sustituir la terapia profesional por la práctica artística, pero sí quiere poner en valor el poder que tiene el arte —en todas sus formas— para sostener, liberar, acompañar y dar sentido. 

Una relación viva 

Cuando hablamos de salud mental, hablamos de sufrimiento psíquico, pero también de esperanza, de búsqueda, de identidad, de vínculos, de emociones. Y el arte tiene la capacidad única de tocar todos esos elementos. No es casual que muchas personas que atraviesan momentos de crisis emocional, trauma, duelo, ansiedad o depresión encuentren en el arte una forma de expresión que no exige coherencia ni perfección, solo presencia. 

Mientras te expresas no hay juicio, no se exige ser “productivo”. En un mundo que muchas veces nos mide por nuestra utilidad o rendimiento, el arte puede ser un acto radical de cuidado hacia une mismo/a. 

Desde la psicología y la neurociencia, se han identificado diversos beneficios de la práctica artística en procesos de salud mental. Aquí destacamos algunos: 

1. Expresión emocional no verbal 

Hay vivencias emocionales que cuesta poner en palabras: un miedo difuso, una rabia contenida, una tristeza sin causa clara. Dibujar, pintar, modelar, escribir poesía, improvisar con el cuerpo o con sonidos puede permitir dar forma a lo intangible. El acto creativo permite externalizar lo interno y, en ese proceso, aliviarlo. 

2. Reducción del estrés y la ansiedad 

El arte involucra atención plena. Cuando estamos pintando un trazo, eligiendo un color o ensayando un movimiento, nuestra atención se ancla en el presente. Esto reduce la rumiación mental, rebaja los niveles de cortisol (la hormona del estrés) y genera una sensación de fluidez. 

3. Reconstrucción de la narrativa personal 

A través del arte, muchas personas reconstruyen su historia de otra forma: con más compasión, con más simbolismo, con más libertad. En psicoterapia, trabajar con imágenes, relatos o metáforas puede ayudar a redefinir los significados que una persona ha dado a su sufrimiento. 

4. Autoestima y empoderamiento 

Crear algo propio —aunque sea sencillo, imperfecto o incompleto— puede generar una experiencia de agencia: “soy capaz de hacer”, “soy capaz de expresar”, “mi voz importa”. En personas con síntomas depresivos o con vivencias de invalidez subjetiva, esto puede ser profundamente reparador. 

5. Conexión social y sentido de pertenencia 

El arte también puede ser un puente hacia lo colectivo. Talleres, exposiciones, espacios comunitarios y proyectos participativos permiten compartir la creación y sentirse parte de algo más grande. En personas que se han sentido excluidas, esto puede marcar una gran diferencia. 

El arte no cura, pero acompaña 

El arte puede desempeñar un rol fundamental en el proceso de recuperación. Muchas terapias integran el arte de forma estructurada: la arteterapia, la musicoterapia, la dramaterapia o la escritura terapéutica son enfoques profesionales que aprovechan las cualidades del arte con fines clínicos. Pero incluso fuera de estos marcos, la creación artística puede ser una aliada poderosa. 

El arte como espejo: una obra para mirar de cerca 

Muchas personas que han tenido experiencias de sufrimiento psíquico han plasmado en sus obras parte de su mundo interno. Uno de los casos más potentes y conmovedores es el de Yayoi Kusama, artista japonesa, pionera del arte contemporáneo, cuyo trabajo está íntimamente ligado a su experiencia de salud mental. 

Yayoi Kusama nació en Japón en 1929. Desde muy joven experimentó alucinaciones visuales y auditivas, que describía como “puntos flotantes”, patrones que cubrían todo su campo visual y generaban una sensación de disolución del cuerpo. Esta experiencia, lejos de quedar como una patología silenciada, fue el germen de toda su obra. 

Kusama transformó esos síntomas en arte. Su universo visual se caracteriza por la repetición obsesiva de puntos, formas orgánicas, espejos infinitos, instalaciones inmersivas. A través del arte, Kusama no solo encontró un lenguaje para narrar su experiencia subjetiva, sino también una manera de habitar el mundo de forma más segura. 

Desde 1977 vive por voluntad propia en un hospital psiquiátrico en Tokio, y desde allí continúa creando. Su trayectoria artística, no es solo una historia de éxito profesional, sino un ejemplo de cómo la creación puede ser un ancla de realidad y sentido a la vida. 

Una de las obras más emblemáticas de Kusama es “Infinity Mirror Room”. Esta instalación que combina espejos y un juego visual sin fin. La sala está recubierta de espejos y llena de figuras blandas con lunares rojos sobre blanco, creando la ilusión de un espacio infinito. 

¿Qué expresa esta obra desde el punto de vista emocional y psicológico? 

  • La repetición puede entenderse como una forma de contención ante el caos interno: un intento de controlar la angustia a través de la simetría. 
  • Los espejos multiplican la imagen, disuelven los límites del yo, replican la experiencia de fragmentación subjetiva que Kusama ha relatado en entrevistas. 

La obra no busca una interpretación única, pero su potencia está en su capacidad de conmover, de implicar al espectador, de abrir una puerta a lo que no siempre se puede decir con palabras. 

Crear para resistir, para sanar, para vivir 

En Fundación INTRAS acompañamos a muchas personas que, en sus procesos de salud mental, descubren el arte como un canal que les permite reconectar con sí mismas, con sus emociones, con su comunidad. A veces es un dibujo, otras veces una fotografía, un collage, una historia breve, una canción improvisada. 

El arte, en estos casos, no es una “terapia” en sí misma, pero sí es una forma de estar en el mundo, de crear sentido, de recuperar agencia. Como dice un proverbio japonés que podría suscribir la propia Kusama: “la flor que florece en la adversidad es la más rara y bella de todas”. 

Recomendaciones para empezar a crear, sin exigencias 

Si estás atravesando un momento difícil y quieres probar con alguna forma de arte, planteamos algunas sugerencias: 

  • Empieza sin juzgarte. No hace falta saber “dibujar bien” o tener técnica. Lo importante es la intención, no el resultado. 
  • Busca un espacio seguro. Un cuaderno propio, una cartulina, un espacio digital. Lo importante es que sea tuyo. 
  • Prueba distintos lenguajes. No todo el mundo se siente a gusto con lo visual. Puedes escribir, modelar, crear sonidos, bailar, hacer fotos… 
  • Permítete jugar. El arte también es juego. En el juego nos permitimos explorar, sin miedo a equivocarnos. 
  • Comparte si quieres. A veces mostrar lo que hemos creado genera conexión. Pero no es obligatorio: tu obra puede ser solo para tí. 

Más entradas como esta en nuestro blog.

Síguenos en Instagram para estar al día con la psicología.

¿Quieres comenzar el proceso de terapia?

¿Tienes alguna pregunta?

Contacta con nosotras a través de este formulario o llámanos.

No te preocupes si aún tienes dudas, trataremos de responderte lo antes posible para que tengas la seguridad de empezar en este proceso.

⚠️ Si no te contestamos revisa tu bandeja de SPAM, quizás nuestro correo haya llegado ahí.
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.