Uno de los grandes hitos del desarrollo en la primera infancia, que más preocupan a los padres, es el control de esfínteres, o como conocemos, “quitar el pañal”. Esta etapa supone un desafío para los niño/as, puesto que es un proceso cargado de aprendizajes sociales, emocionales y cognitivos. El control de esfínteres no se trata únicamente de aprender a usar el baño, es aprender a confiar en uno/a mismo/a, escuchar el propio cuerpo, y tomar decisiones personales, suponiendo uno de los primeros logros hacia la autonomía.
¿Qué significa control de esfínteres?
El control de esfínteres es la capacidad del niño o niña para, primero reconocer las señales de su cuerpo y en consecuencia usar voluntariamente un espacio socialmente adecuado, como el baño o el orinal. Teniendo en cuenta lo anterior dicho, supone un acto voluntario y consciente que acerca al niño/a a una autonomía personal. Al lograr este hito, los niños y niñas comienzan a experimentar una sensación de decisión y control (“yo puedo”). Este sentimiento es fundamental para impulsar el desarrollo de su autoestima e independencia.
¿En qué momento del desarrollo ocurre?
Ante todo, se tiene que tener en cuenta que cada niño y niña es diferente y tiene sus propios tiempos, por lo que no hay una edad exacta. Lo importante es que el niño o niña se encuentre preparado a nivel fisiológico, cognitivo y emocional. Es importante ser pacientes, ya que forzar este aprendizaje antes de tiempo puede generar frustración, ansiedad y conflictos innecesarios.
Algunas señales de que el niño o niña podría estar listo pueden ser:
- Mostrar interés por el baño o querer imitar a los adultos de referencia.
- Poder bajarse y subirse la ropa interior por si mismo.
- Comunicarse cuando tiene ganas de ir al baño con los adultos de referencia.
Si bien es cierto que debemos respetar los tiempos de cada niño o niña, sería recomendable preguntar al pediatra, si la micción (voluntaria o involuntariamente) se realiza en la ropa o en la cama en una edad cronológica de 5 años (o un grado de desarrollo similar), o, la excreción de heces se realiza en lugares inapropiados (voluntaria o involuntariamente), con una edad cronológica de 4 años (o un grado de desarrollo equivalente). De este modo, un profesional nos puede asesorar y facilitar herramientas para volver este proceso mas accesible y agradable para el niño o niña.
Factores que influyen en el proceso de control de esfínteres:
El control de esfínteres no es solo influye la maduración física del cuerpo, si no que, también entran en juego otros factores tales como:
- Estilo de crianza: Un enfoque paciente y respetuoso facilita el proceso.
- Entorno emocional: Cambios importantes en la vida del niño/a (llegada de un hermano, mudanzas…) pueden interferir.
- Modelo de imitación: Ver a otros niños o adultos usar el baño puede motivarlos.
- Personalidad del niño: Algunos niños son más exploradores y autónomos; otros necesitan más tiempo y seguridad.
¿Pueden existir retrocesos?
Es completamente normal. Lejos de interpretarlo como un “fracaso”, debemos verlo como parte del proceso. Lo importante es evitar castigos o burlas, y en su lugar, ofrecer acompañamiento, comprensión y seguridad.
Consejos para acompañar el proceso
- No tener prisa: Esperar a que el niño/a esté listo.
- Hacerlo divertido: Leer cuentos, usar orinales coloridos, celebrar logros pequeños.
- Evitar presiones externas: Cada niño/a es único. Comparar solo genera ansiedad.
- Aceptar los accidentes como parte del aprendizaje.
- Usar un lenguaje positivo: Hablar del cuerpo y sus funciones con naturalidad, sin tabúes ni vergüenza.
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